viernes, 31 de agosto de 2012

A touch of science


Gracias a la característica que le es propia a las mentes jóvenes, puras, impolutas, ansiosas por empaparse de conocimiento, se les ayuda desde su primera instancia a construir su propia habitación del ser. Para ello, se les intenta proporcionar los conocimientos del mundo que les rodea, si bien no sólo en el aspecto sensorial, sino enseñándoles también a apreciar todas las cosas en su pura naturaleza; no sólo maravillarse por el color carmín de una rosa pero caduco, sino además de eso, percibir la belleza intemporal y serena, la belleza científica.
Imagen a escala del interior del  E. coli

Toda la vida hemos estudiado qué es la célula. Pero a su vez, fraccionamos la información, y me atrevería a decir que estas mentes jóvenes, pese a diversos intentos, no tienen la idea verdadera de lo que es, de lo que ellos mismos son. Lo toman ya como algo tan común, que no reparan en su complejidad. Imaginan algo así como un saco medio vacío con pequeñas motas que llaman orgánulos, material genético... Pero las cosas no son tan simples como parecen. La célula está perfectamente compactada y organizada, ¿cómo meter sino hasta 8 metros de ADN en algo tan diminuto? El éxito se debe gracias a magníficos mecanismos que coordinan todas las pequeñas moléculas de nuestro cuerpo llevado a cabo por las denominadas proteínas.

Las proteínas son los sillares estructurales de las células de los seres vivos. Por eso, ¿no deberíamos asombrarnos de cómo un cuerpo tan diminuto puede sintetizar algo que nos confiará las características de cada individuo? Sí deberíamos. Pero aún más lo deberíamos hacer de nosotros mismos por reducir algo tan complejo, a algo insignificante. Por suerte, siempre quedarán mentes que se interesarán por buscar y conocer distintos puntos de vista, para llegar a satisfacer esa curiosidad que nos es innata pero que algunos olvidan, y de ese modo, llegar algún día simplemente a saber.


    “Dedicado a aquellos científicos como Ramón y Cajal, que si bien no eran genios, dedicaron toda su vida a la ciencia, repitiendo, comprobando y mejorando experimentos de los demás, pues ese es el combustible que mueve este tren. Sin ir más lejos, logró así descubrir la sinapsis neuronal, perfeccionando las técnicas de Golgi.”

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