Patas arriba |
Con
el tiempo, los deseos se disipan asfixiados por los obstáculos que nos regala esta vida. Aprendemos a morder y
digerir, e incluso a saborear, pero no a discriminar.
Buscamos
la dulzura de lo bohemio ignorando su amargo desenlace; lo excéntrico de las
sensaciones para crear nuestro fatídico
arte.
Mi
arte es el de perderme para no saber dónde encontrarme.