Queridos lectores, me estoy empezando a
preocupar. Me he dado cuenta de que mi ingenio ha quedado abatido sin piedad
con lustroso sable en mano por la vida isleña, o vida Erasmus en cualquier caso. Muestra de ello son las
telarañas que cuelgan por este blog, fruto de una vida vacía de preocupaciones
y llena de tranquilidad cuya base reside en comer, fiesta y puntualmente
responder a ciertas obligaciones.
Siempre he pensado que eso era vida señores,
pero cuán equivocada estaba. Sentir como se expira cada pensamiento por pura holgazanería
no es agradable y pasará factura en algún momento, si no lo ha hecho ya.
Pero no seamos tan cínicos, debo admitir que
nunca ha sido probada mejor panacea para los aciagos días ya pasados o para
aquellos que no hubiesen dudado en venir.